La pandemia quedó atrás y el personal de Salud la enfrentó de la mejor manera posible, pero en ese enfrentamiento hubo grandes dolores que fueron ocultados y que hoy en pleno 2023 afloran dejando grandes preocupaciones y desafíos por delante. Muchas veces, ignoramos las señales que entrega nuestro cuerpo y cuando reaccionamos, vemos que se ha cedido un terreno importante. Hoy hay muchos pretextos como estudios, encuestas o formularios para cuantiar riesgos, aportan con una parte, aportan en la teoría, el resto está en nosotros con un impulso modesto, pero a la vez difícil: conversar.
“Es viernes y mi cuerpo lo sabe” es una expresión que, en el caso de no ocupar, seguramente la escuchamos o leemos cuando se acerca el fin de semana. Una expresión que denota entusiasmo por el comienzo de los días de descanso, pero que suele tener una connotación negativa. Habitualmente por la necesidad o deseo de dejar de lado el trabajo o la pega, como la llamamos acá, palabra que podríamos asociar fácilmente con pegar. ¿Es el trabajo un lugar para pegar? La respuestas pueden ser muchas, pero la que esperamos es el no.
Según la última encuesta sobre Salud Mental ISTA, realizada por la Asociación Chilena de Seguridad en conjunto con la Pontificia Universidad Católica de Chile, un 77,3% de los trabajadores está satisfecho con su trabajo, un porcentaje que va en línea con los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que promedian un 76%. De todas maneras, ese porcentaje favorable, también esconde niveles de riesgo que están presentes y que se han evidenciado en mayor medida post pandemia y que tiene al sector de la Salud como uno de los más “golpeados”, solo superados por la Administración Pública y la Educación.
La Salud se ubica en un “podio” poco decoroso con un 54% de riesgo bajo, un 42% de riesgo medio y un 3% de riesgo alto. Más preocupante aún es que las enfermedades profesionales, con referencia a la Salud Mental, se encuentran en este grupo con más de un 80%. Siempre es válido remarcar en este sentido, que los grupos que se encuentran sin trabajo, cuentan con una salud mental más deteriorada, con puntuaciones más altas en sintomatologías depresivas, de ansiedad e incluso insomnio, en desmedro de quienes se encuentran con trabajo y que suelen puntuar mejor en estas mediciones, allí la explicación de que el 77,3% se siente satisfecho.
Para Daniela Campos, Jefa Técnica de Riesgos Psicosociales de la Asociación chilena de Seguridad, los grandes dolores que conllevan estas enfermedades profesionales en personal de salud, son los episodios de acoso laboral y sobrecarga laboral, que tuvo un aumento considerable en tiempos de pandemia. “Hay que tener tolerancia cero a conductas tóxicas, desde el día uno de las relaciones hay que establecer cuáles son actos de violencia y que serán inaceptables” agrega la profesional.
La sobrecarga laboral aparece como una de las formas de ejercer acoso, mandatando a realizar una cantidad de horas de trabajo que no es la razonable y que además de provocar ese cansancio físico-cognitivo, también impide el contar con tiempo para recuperar la energía que se entrega trabajando y el disponer de espacios de ocio que son necesarios diariamente, no solamente al recordar que es viernes y mi cuerpo lo sabe.
Es martes y lo sabe también. Para un deportista de alto rendimiento, los tiempos de descanso son igual de importantes que el entrenamiento propiamente tal. El esfuerzo realizado a diario en pistas atléticas, piscinas olímpicas, velódromos, tatamis, arcilla y otros se debe compensar con el sofá mirando una serie, leyendo una novela en el sofá de la casa, tomando un café con amigos u otras actividades ¿Por qué la Salud debería ser distinta? La performance será la óptima con un montón de horas a cuesta? la respuesta parece obvia.
En nuestro Cesfam, hay casos que lo reconocen y que logran compatibilizar jornadas de trabajo con tiempo libre/ocio, pero hay otros a los que no les da, por diferentes motivos. El principal, es la dualidad de funciones y el tema de género es un factor que lamentablemente sigue siendo un escollo. Las mujeres no pueden olvidarse del trabajo una vez finaliza la jornada laboral, es más, en muchos casos, esta jornada laboral incluso es más extenuante.
El impacto de la Salud Mental ha sido tanto post pandemia que el porcentaje de problemas mentales y la emisión de licencias médicas ha aumentado de manera exponencial. Según la Superintendencia de Seguridad Social (SUCESO) en el año 2015, se detectó un 22,3% de problemas mentales y un total de licencias médicas de 4.744.857. En la última medición correspondiente al año 2022, el número de licencias tuvo un registro que prácticamente se duplicó, alcanzando 9.239.319, de este total, más de un 70% responde a situaciones mentales.
Cifras que ya son preocupantes, pero que podrían ser aún mucho más. Es sabido que por un carril van las enfermedades profesionales diagnosticas y por otro van las denuncias por situaciones mentales que se ingresan a la Asociación Chilena de Seguridad, quienes luego las califican en su merito. Según la última medición de la ACHS, hay más de 70 mil denuncias ingresadas por problemas mentales y de ellas, dos tercios son realizadas por mujeres. Otro desglose importante y preocupante, según Juan Pérez Franco, médico psiquiatra de la Universidad de Chile, es la condición de “clase” que se observan en estas denuncias. No la hace cualquier persona, sino que profesionales, directivos y técnicos administrativos. “Las personas que tienen ocupaciones no calificadas, no denuncian y eso es preocupante” agrega Pérez. Más aún teniendo en cuenta cuando las causas de hostigamiento representan el 81% de los agentes de riesgo. Otro desglose inquietante y que invita a llamar a la reflexión es que la gran mayoría de las denuncias son de mujeres contra mujeres.
Salud Mental y Enfermedad Mental
Ana Iritia es una mujer española con esquizofrenia diagnosticada, pero que asegura tener buena salud mental. No solo eso, desde hace un par de años, es presidenta de la Asociación Aragonesa Pro Salud Mental (ASAPME). A pesar de llevar esta grave enfermedad mental que afecta la manera en que una persona piensa, siente y se comporta, dice tener buen ánimo. La afirmación por más increíble que sea, tiene sustento y también eco en la forma en que entidades como la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud chileno están abordando la serie de diferencias que existen entre Salud Mental y Enfermedad Mental.
Es cierto que una persona que no cuenta con un diagnóstico de enfermedad mental, pueda ser más propensa a tener buenas sensaciones en torno a su salud mental, pero estas percepciones, también pueden venir de alguien como Ana Iritia.
Una persona sin una condición de salud mental es más probable que experimente altos niveles de bienestar mental, de la misma manera en que una persona con alguna condición de salud mental, puede igualmente experimentar estos niveles de bienestar. En contraste, una persona sin una condición de salud mental puede, a pesar de eso, experimentar bajos niveles de bienestar mental por diferentes factores, inclusive, la coyuntura diaria. Por cierto que una persona con alguna condición de salud mental, es más probable que experimente bajos niveles de bienestar mental
Una persona que sufre Salud Mental y Enfermedad Mental son conceptos que están muy relacionados, pero que merecen un tratamiento y un énfasis completamente distinto. El punto de partida, parece ser obvio, pero a pesar de eso, se ignora. El saludo diario y el preguntar cómo estás, se ha transformado en algo puramente rutinario, lamentablemente no se traduce en la intención de saber cómo está la otra persona, sino que meramente un protocolo, una para el emisor, otra para el receptor. ¿Cuántas personas dicen que están bien cuando en realidad no lo están? Sí, muchas.
Instancias de conversaciones diarias entre los grupos más cercanos suelen ser claves para revertir ese inconveniente. En lo ideal, la persona más entusiasta y con capacidad para convocar podría ser designada como la encargada para liderar estas instancias y conocer el día a día de sus pares. Es muy probable que detrás de ese bien en el saludo, se esconda una grave enfermedad de un familiar. En este caso, podemos volver a la figura de una persona sin una condición mental, pero con bajos niveles de bienestar mental. Rodrigo de la Calle, Gerente de la División de Desarrollo y Producto y Estrategia Digital de la Asociación Chilena de Seguridad, afirma que nadie se excluye de esta figura, “todos tuvimos, tenemos o tendremos un desafío de salud mental” agrega.
Hoy a las personas que están con dificultades mentales, suelen tener un rótulo negativo, inclusive por parte de cercanos. La contención necesaria en estos casos, al parecer sigue estando lejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario